Tu cachorro puede no siempre tener el mejor aliento, pero nunca debería oler a metal tampoco.
Si el aliento de tu cachorro huele a metal, definitivamente es algo a lo que debes prestar atención.
Este artículo destaca 6 causas del aliento metálico y qué significa. También explicaremos si es algo de qué preocuparse y cuándo consultar a tu veterinario. Por qué el aliento de tu cachorro huele a metal, curiosamente, el aliento de un perro puede proporcionar una pequeña ventana a su salud en general. Es una buena idea tomar nota de ello de vez en cuando para asegurarse de que sea agradable y normal. Cuando percibes un nuevo olor, es posible que te preguntes qué está pasando. Un olor metálico puede tener muchas causas diferentes y a continuación se mencionan las más comunes: ¿A qué debería oler el aliento de tu cachorro? Cuando aún están amamantando, la mayoría de las personas describen el aliento de un cachorro como dulce. Este es un olor reconocible en la mayoría de los cachorros amamantados y se debe principalmente a los químicos presentes en la leche de su madre.
Una vez destetados, su aliento empezará a tener el olor de la comida que están comiendo. Esto es especialmente cierto si olfateamos sus bocas cuando han comido recientemente. Cuando no han comido durante un tiempo, su aliento no debería tener ningún olor fuerte, al igual que el nuestro cuando tenemos bocas saludables.
6 razones por las que tu cachorro tiene aliento metálico.
1 – Cambio de dientes
La razón más común de lejos es el cambio de dientes. Cuando un cachorro pierde sus dientes de leche y les salen los dientes adultos, su aliento puede oler bastante diferente durante algunas semanas.
No solo notarás un nuevo aroma. Durante el cambio de dientes, otros signos pueden incluir:
- Encías de color rojo brillante y una pequeña cantidad de sangrado, a veces presentándose como algunas gotas de sangre en juguetes para el cambio de dientes.
- Babeo, que puede ser excesivo y no está asociado con el vómito.
- Rechazo de alimentos duros, mordedores y golosinas dentales.
- Ligeramente letárgico.
- Un deseo repentino de morder todo y a todos.
- Ver dientes de leche en el suelo (esto no siempre ocurre, ya que los dientes de bebé a menudo se tragan).
Para la mayoría de los cachorros, el cambio de dientes es una molestia leve y los signos desaparecen sin intervención después de uno o dos meses.
Podemos ayudar a nuestros cachorros ofreciéndoles alimentos blandos y juguetes para el cambio de dientes, así como verduras congeladas para que muerdan. Remojar un paño en un caldo o salsa seguro para perros y congelarlo puede ser un excelente juguete para el cambio de dientes.
Un pequeño número de cachorros puede tener dificultades con el cambio de dientes y no sobrellevar el dolor oral. Para estos cachorros, lo mejor es llevarlos al veterinario para que se les recriban algún alivio del dolor suave y antiinflamatorios.
2 – Glándulas anales impactadas
¿Has notado que tu cachorro se lame el trasero más de lo normal? Tal vez también se ha arrastrado y frotado su trasero en el suelo. Si ese es el caso, es posible que tenga las glándulas anales impactadas o una infección en las glándulas anales.
El líquido dentro de las glándulas produce un olor a pescado, metálico y muy desagradable. Si un perro se ha estado lamiendo el trasero, este olor puede transferirse a su boca. Este es el tipo de olor que reconocerás tan pronto como lo detectes: ¡muy desagradable!
Los perros con glándulas anales bloqueadas deben ser examinados por un veterinario para que se les expriman de manera oportuna. Tu veterinario puede enseñarte cómo vaciar las glándulas en casa si es necesario.
También puede ser útil aumentar la fibra en la dieta de tu cachorro para asegurarte de que sus heces sean sólidas y voluminosas. Esto significa que cada vez que el cachorro defeca, las glándulas se exprimirán.
3 – Infección del tracto urinario
La infección del tracto urinario puede causar signos similares a las glándulas anales impactadas, incluido el mal aliento. Con las infecciones del tracto urinario, tu perro puede experimentar sed excesiva y un deseo repentino de orinar todo el tiempo, así como un retroceso repentino en el entrenamiento para ir al baño.
Las infecciones del tracto urinario no son infrecuentes en cachorros jóvenes y a veces se observan junto con otros problemas médicos como cálculos en la vejiga o trastornos congénitos (como un uréter ectópico). Lo primero que debes hacer es llevar a tu cachorro al veterinario para analizar la orina y determinar qué está sucediendo. Muchos cachorros requerirán antibióticos, antiinflamatorios y una dieta recetada.
4 – Infección intraoral
Ciertos tipos de infecciones intraorales pueden provocar un olor metálico debido a la acumulación de bacterias.
Si bien los cachorros no sufrirán de enfermedad periodontal crónica aún, podemos ver infecciones secundarias a lesiones o cuerpos extraños dentro de la boca.
Por ejemplo, si tu cachorro ha estado mordiendo un palo y se ha roto un trozo que se ha quedado en el paladar, la infección resultante puede ser grave. Otros signos de una infección oral incluyen hinchazón del tejido, encías rojas, babeo, dificultad para comer y pus visible.
El veterinario examinará al cachorro, con suerte encontrará la fuente de la infección y la eliminará. Se necesitarán antibióticos y se debe usar un enjuague bucal medicado si es posible.
Ofrece a tu perro alimentos blandos que sean fáciles de comer para evitar que pierda peso o se deshidrate mientras su boca está dolorida.
5 – Acumulación de toxinas
La acumulación de toxinas puede provocar úceras orales y úlceras, así como un olor similar al amoníaco o un olor metálico, similar al de la orina.
Si bien la insuficiencia renal es mucho más común en perros geriátricos, un pequeño número de cachorros puede nacer con problemas renales congénitos. También podemos ver enfermedad renal aguda después de la ingestión de toxinas como las pasas y las uvas.
Otros signos de insuficiencia renal incluyen:
- Sed y micción excesivas.
- Falta de ganancia de peso y desarrollo.
- Disminución del apetito.
- Náuseas y vómitos.
La enfermedad renal se puede diagnosticar mediante un análisis de sangre y orina, y el veterinario también puede realizar una ecografía de los riñones para obtener una imagen de lo que está sucediendo.
6 – Infecciones cutáneas alrededor de la boca
Si hay una infección en la piel alrededor de la boca y hay presencia de bacterias anaeróbicas, es posible que detectemos un olor metálico. En este caso, esperaríamos ver piel enrojecida que supura o tiene costras. También puedes notar que tu cachorro se rasca o frota alrededor de la boca.
Las infecciones cutáneas en los cachorros pueden ocurrir sin razón aparente o pueden estar asociadas con otros problemas, como sarna o alergias. Es sensato que la piel sea evaluada y el veterinario puede recomendar realizar más pruebas, como un raspado y un cultivo de la piel, para obtener un diagnóstico.
¿Podría el aliento metálico deberse a algo que haya comido? Un olor metálico es bastante específico y generalmente no se asocia con ningún alimento. Sin embargo, si ha aparecido después de comer ciertos alimentos, golosinas o mordedores, prueba a cepillarle los dientes. Si el olor desaparece después de cepillarle los dientes, es posible que sea una reacción a lo que ha comido.
Cuándo consultar a un veterinario Entonces, ¿cuándo es el momento de preocuparse y cuándo debes contactar a tu veterinario?
Es mejor consultar a tu veterinario de inmediato si:
- El aliento de tu cachorro ha tenido un olor metálico durante mucho tiempo (más de una semana).
- Observas síntomas adicionales (letargo, cambios en el apetito, diarrea, vómitos, comportamiento inusual, cambios en la micción y la defecación).
- Tu cachorro se arrastra con el trasero o presta atención extra a su área genital.
Con los cachorros, debemos ser especialmente cuidadosos y actuar ante cualquier discrepancia que observemos o notemos. Cuanto antes consultes a tu veterinario, más rápido se podrá realizar un diagnóstico.
Descargo de responsabilidad Antes de tomar cualquier decisión que pueda afectar la salud y/o seguridad de tu perro, siempre debes consultar a un veterinario capacitado en tu área local. Aunque este contenido puede haber sido escrito/revisado por un veterinario capacitado, te recomendamos que siempre consultes a tu propio veterinario local en persona.